En el mes de mayo hacemos memoria:
19 de mayo nacía en 1904 Leticia Cossettini
23 de mayo fallecía en 1987 Olga Cossettini
Compartimos la nota del diario La Capital publicada en ocasión de cumplirse los 25 años del fallecimiento de Olga, el 23 de mayo de 2012...
Olga implantó clases de teatro, danzas, hasta un coro de pájaros (los chicos los imitaban), aprendían oficios y debatían en asambleas.
Una escuela sin filas ni campanas, ni rígidos horarios, donde la música marcaba el tiempo del recreo, las mejores clases se daban en contacto con la naturaleza y la solidaridad era el principio que regía los aprendizajes. Así aprendían los chicos en la Escuela Doctor Gabriel Carrasco de Rosario, entre 1935 y 1950 y bajo la dirección de Olga Cossettini.
Hoy se cumplen 25 años del fallecimiento de la educadora que, junto a su hermana Leticia y un grupo excepcional de maestras, dio lugar a un proyecto pedagógico tan innovador que todos querían conocerlo. Por eso visitaron su escuela y hasta formaron parte de sus clases artistas, educadores y escritores como Alfonsina Storni, Javier Villafañe, Gabriela Mistral, Ezequiel Martínez Estrada, Bernardo Canal Feijóo, Emilio Mira y López, Juan Ramón Jiménez y Margarita Xirgú.
Seiscientos chicos, entre 6 y 14 años, aprendían en la escuela de Alberdi que tenía como principios de trabajo “el respeto por los niños, basado en la solidaridad, en el acercamiento a la naturaleza y a su mundo circundante, con la convicción de que sólo se aprende lo que se vive; una escuela de puertas abiertas, que dio libertad a los alumnos para trabajar y a los maestros para desarrollarse”.
¿Qué se hacía en esta escuela? Había clases de teatro, danzas, hasta un coro de pájaros (los chicos los imitaban), aprendían oficios, cómo formar una cooperativa, debatían en asambleas, y hasta tenían su propio periódico escolar. Las salidas por el barrio y paseos por el río eran parte de las tareas cotidianas. Las disciplinas se aprendían con alegría.
Amanda Paccotti es una de sus ex alumnas y recuerda para LaCapital.com.ar su paso por la Escuela Carrasco: “Yo estaba en segundo grado cuando la echaron a Olga, en esa época había primero inferior y superior. Por suerte al director que la reemplazó no le interesó destruir la experiencia rápidamente, más bien se fue muriendo de a poco. La suerte entonces fue ser alumna de maestras formadas por Olga”.
¿Qué se hacía en esta escuela? Había clases de teatro, danzas, hasta un coro de pájaros (los chicos los imitaban), aprendían oficios, cómo formar una cooperativa, debatían en asambleas, y hasta tenían su propio periódico escolar. Las salidas por el barrio y paseos por el río eran parte de las tareas cotidianas. Las disciplinas se aprendían con alegría.
Amanda Paccotti es una de sus ex alumnas y recuerda para LaCapital.com.ar su paso por la Escuela Carrasco: “Yo estaba en segundo grado cuando la echaron a Olga, en esa época había primero inferior y superior. Por suerte al director que la reemplazó no le interesó destruir la experiencia rápidamente, más bien se fue muriendo de a poco. La suerte entonces fue ser alumna de maestras formadas por Olga”.
"Me parece importante rescatar del trabajo de Olga, la formación del ciudadano que buscaba, el valor que tuvo para hablar de la escuela y el maestro, cómo mezclaba ciencia y poesía, y cómo hablaba de los chicos y su necesidad de manifestarse en la escuela, con sus perfiles propios, desarrollar sus lenguajes, y siempre en vínculo con los demás, con sus pares y su comunidad”, acota Amanda.
Olga guardaba en su casa todo el trabajo desarrollado con los chicos, fotos y los diarios de clases de que registran el proyecto de esta “escuela experimental”. Al poco tiempo de su fallecimiento su hermana Leticia lo donó para que se forme un archivo que permita mantener vivo este ideal de educación. Así es que en 1988 con estos documentos se crea, en el Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (Irice), el Archivo Cossettini; y en 2005 es declarado patrimonio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicos y Técnicas (Conicet). Un sitio que vale la pena recorrer en www.irice-conicet.gov.ar/cossettini
Amanda rescata la crítica visionaria que tenía Olga Cossettni sobre el sistema educativo y los problemas que del mismo derivaban y afectaban el oficio de enseñar, cuestiones que hasta el día de hoy son parte de la agenda de reivindicaciones docentes. “Es el maestro, _cita Amanda de un escrito de la educadora_ sobre el cual operan un sinnúmero de factores, primando la influencia deformadora de la escuela, y más tarde el cúmulo de exigencias de programas, horarios, campanas, y por sobre todo eso la ciencia pedagógica que en forma de preceptos, normas y principios abstractos ha recibido, creando un régimen educativo contrario al principio de educación que consiste en ensanchar la vida”.
Olga guardaba en su casa todo el trabajo desarrollado con los chicos, fotos y los diarios de clases de que registran el proyecto de esta “escuela experimental”. Al poco tiempo de su fallecimiento su hermana Leticia lo donó para que se forme un archivo que permita mantener vivo este ideal de educación. Así es que en 1988 con estos documentos se crea, en el Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (Irice), el Archivo Cossettini; y en 2005 es declarado patrimonio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicos y Técnicas (Conicet). Un sitio que vale la pena recorrer en www.irice-conicet.gov.ar/cossettini
Amanda rescata la crítica visionaria que tenía Olga Cossettni sobre el sistema educativo y los problemas que del mismo derivaban y afectaban el oficio de enseñar, cuestiones que hasta el día de hoy son parte de la agenda de reivindicaciones docentes. “Es el maestro, _cita Amanda de un escrito de la educadora_ sobre el cual operan un sinnúmero de factores, primando la influencia deformadora de la escuela, y más tarde el cúmulo de exigencias de programas, horarios, campanas, y por sobre todo eso la ciencia pedagógica que en forma de preceptos, normas y principios abstractos ha recibido, creando un régimen educativo contrario al principio de educación que consiste en ensanchar la vida”.
La obra de Olga y de su escuela Serena _como se la conocía_ era difundida por todo el mundo. Pero como suele suceder, a toda experiencia innovadora le corresponden los burócratas de turno que se ocuparon de ponerles trabas en su oficio, hasta lograr que finalmente el Ministerio de Educación la deje cesante en 1950 (en ese momento a cargo de Raúl Rapella), “por no cumplir con los planes oficiales”.
Tal como se repasa en las crónicas de La Capital, Olga nació en San Jorge en 1898 y falleció en Rosario el 23 de mayo de 1987. Y según se señala en las “Obras Completas” (Ediciones Amsafé), “inició su carrera docente en Sunchales, adhiriendo a la primera huelga de maestros de la provincia que se cumplió en 1921”. Luego y antes de arribar a Rosario, fue regente de la Escuela Normal de Rafaela. En 1985 fue nombrada ciudadana ilustre de Rosario.
Amanda Paccotti recuerda que al morir la despidieron en la sala que funcionaba como escritorio en su hogar, y que por decisión de su hermana Leticia, las coronas que llegaron quedaron en la puerta, en la calle, porque Olga había elegido siempre tener cerca sus “tacos de reina”, entre otras flores que adornaron su casa de Alberdi.
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