domingo, 30 de marzo de 2014

Nuevo libro sobre la experiencia pedagógica de Olga y Leticia Cossettini

LaCapital.com.ar

Domingo, 30 de marzo de 201401:00

Un viaje por el álbum de la Escuela Serena

(Por Lisy Smiles / La Capital). _ Un libro rastrea en fotografías y cuadernos las claves de la experiencia que llevaron adelante las docentes Olga y Leticia Cossetini.

Postal serena. El microscopio, toda una atracción en una salida por el barrio.

"Si pensamos que el cuaderno es del niño y no del maestro, admitimos todo lo que es peculiar de su edad, lo que lo caracteriza y le es propio. Los cuadernos uniformados, iguales todos, el mismo tipo de escritura, el dibujo geométrico hecho con un patrón o con regla (...) son como botones de uniforme, carecen de identidad y conspiran contra elementales principios pedagógicos que se apoyan en la expresión espontánea y la originalidad infantil", advertía Olga Cossettini. Mentora junto a su hermana Leticia de la experiencia conocida como Escuela Serena, que se desarrolló entre 1935 y 1950 en la Escuela Gabriel Carrasco de Rosario, buscó en la imagen una herramienta clave para su revolución pedagógica. Un libro vuelve sobre la experiencia y centra su mirada en la articulación entre cultura, imagen y pedagogía.
Olga y Leticia Cossettini en la Escuela Serena, de Laborde Editor, compila las investigaciones realizadas durante una década por María del Carmen Fernández, María Elisa Welti, Rubén Biselli y María Eugenia Guida. Los textos, como si fuera una continuidad en el legado de las Cossettini, siguen de cerca las imágenes que registraron la experiencia. Láminas, fotografías, cuadernos, entre otros dispositivos visuales y culturales, escriben esta vez la historia. En opinión de Welti y Fernández, que dialogaron con Señales, la abundancia de imágenes denota una intencionalidad. Además de su efecto pedagógico, innovador, por cierto, conforman un corpus que muestra la intención de las educadoras de lograr que la experiencia trascienda y funcione como un legado.
La escuela gestionada por las Cossettini centró su fuerza en la articulación entre estética y pedagogía. "El niño artista" era el eje; la posibilidad expresiva, el motor. La experiencia derrumbó bloques horarios, cuadrículas por materia, los márgenes y los renglones, el límite entre la escuela y la comunidad. Hoy, cuando tanto se habla del territorio y la importancia de la conexión entre cotidianeidad, barrio y educación, la Escuela Serena se torna presente más que un borroso recuerdo ubicado en el "lejano" siglo pasado. Welti y Fernández reinvidican el rol de intelectuales de las Cossettini, absolutamente conectadas con su época y con los movimientos de vanguardia y dan cuenta de algunos de los ejes de su libro.
La investigación tiene su génesis en otra anterior sobre educación y tecnologías, donde se toparon con el Orbis sensualium pictus, un manual escolar del siglo XVII, escrito por el pedagogo checo Amos Comenio, considerado como el primer libro ilustrado para niños. Sus xilografías, como herramientas de enseñanza, llamaron la atención de los investigadores. Luego, en el marco del Seminario Permanente Olga Cossettini, una experiencia de articulación institucional, pensaron un proyecto, aprovechando que el archivo de las Cossettini estaba accesible en el Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (Irice). Querían conocer el rol que cumplieron las imágenes en la experiencia llevada adelante en la Carrasco.
—¿Cómo siguió el trabajo?
—María del Carmen Fernández: La investigación sobre el Orbis... nos hizo ver las imágenes desde otra perspectiva, como registro. Cuando accedimos al archivo Cossettini y vimos la cantidad de fotografías que tenía, nos planteamos investigar en torno a las fotografías, saber sobre su uso y ver en realidad qué estaban registrando y a quiénes estaban destinadas.
—Elisa Welti: Esa fue un poco la pregunta, tanto registro de la experiencia para qué destinatarios, también hay filmaciones, un exceso de registro para lo que era la época 1935-50. De hecho a partir de eso se hizo el filme de Mario Piazza La escuela de la señorita Olga.
—Por entonces la fotografía era un bien preciado pero no tan cotidiano.
—E.W.: Sí, además porque el tipo de imágenes que aparecen en las fotografías y las láminas no refieren a la típica foto escolar, en la que están los alumnos con la maestra puestos para la foto, son fotos de la vida cotidiana escolar, fotos de movimientos, del juego, de las actividades que se realizaban en Alberdi junto a comunidad. Nos pareció, entonces, que ese tipo de registro tenía una particularidad, no era la foto ritual.
—M.C.F.: Las fotos, además, incluyen las de las visitas a la escuela de Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral, Margarita Xirgu. Hay una serie de fotografías donde se ve que las hermanas hicieron un intercambio permanente con el mundo de la cultura, del arte. Lo que nosotros veíamos es que en los cuadernos, en los diarios de las maestras, en las fotos, en el epistolario hay una intencionalidad de registro muy grande de la experiencia, y de hecho hoy se la puede investigar y confrontar porque está registrada.
—¿Y esa fue la intención de ellas?
—E.W.: Y... en buena medida pareciera que sí, también por lo que publicaron en artículos y libros. Nosotros lo que suponemos es que ellas tenían una clara noción de que estaban llevando adelante una innovación, de que eso que estaban haciendo era una novedad, propio de la inscripción que ellas tenían en el movimiento de la Escuela Nueva y que esta novedad tenía que ser de alguna manera difundida. Difundida para que sus contemporáneos la conozcan, pero lo cierto es que esa acción para nosotros también opera como un legado. Como una herencia, es ahí donde nos interesa mirar.
—¿Para ellas el trabajo con la imagen tanto en los cuadernos como en la fotografía fue toda una innovación?
—E.W.: Al observar las fotografías se deja entrever todo lo que fue la experiencia, que hay una concepción en relación a lo que sería la educación estética, integral, donde aparece la cuestión de la imagen como un aspecto de esa formación. Pero por otra parte, el tipo de imágenes da la pauta de que ellas han trabajado en un reconocimiento de la producción gráfica infantil que, en cierta manera, ubican en el lugar de obra de arte. De hecho, hacen una exposición en el Museo Castagnino con las producciones de los chicos.
—A la vez le otorgan un estatus a la imagen como discurso, que la aleja de la mera ilustración.
—M.C.F.: La imagen irrumpe, no respeta margen ni renglón, es la actividad creadora y expresiva a través de la cual se llega al conocimiento.
—E.W.: En la propuesta de las Cossettini no hay una distinción entre arte y ciencia. En la propuesta pedagógica que ellas realizan hay una continuidad, entre el arte y la ciencia. Se ve en los cuadernos porque era el modo en que se planteaban las actividades. Así, en los paseos que realizaban por el barrio, la observación era una clara actividad de enseñanza, se recogían algunos materiales y se dibujaba. Todo tenía una articulación.
—Y esto es clave para alejar el prejuicio de que la experiencia desdeñó los saberes científicos.
—M.C.F.: Los cuadernos revelan que el área de ciencia estaba presente. ¿La diferencia cuál es? En el caso de geografía, los chicos no calcaban mapas, los dibujaban y los pintaban con materiales diferentes, como la acuarela, y les enseñaban a manejar la acuarela en un mapa y en el cuaderno.
—E.W.: La ciencia estaba presente con continuidad porque ellas planteaban una integración de los lenguajes en los trabajos cotidianos.
—¿Y qué fue de eso hoy?
—M.C.F.: Es muy difícil trasladar esa experiencia, fue otro momento histórico, además estamos hablando de niños, de esos niños. Fue novedoso, increíble, cómo escribían, participaban en la elección del centro de estudiantes, había un conjunto de saberes que se iban aprendiendo pero que a la vez tenían que ver con lo cotidiano escolar, con un hacer. Y eso fue de la mano de una actividad de registro, había un diario que llevaban las maestras, había un control. Cuando uno pone en relación toda esa documentación, advierte que es una experiencia muy importante y que Olga era consciente de que esto se tenía que mostrar. Hacerlo y mostrarlo. Por eso también le dedicamos en el libro un capítulo a las misiones de divulgación cultural. Los chicos preparaban distintas propuestas de lo que ellos hacían para mostrar a la comunidad. Las Cossettini utilizan el formato de la Segunda República Española, de llevar saberes y expresiones artísticas a la comunidad. En esas misiones también se dedicaban a hacer campañas de profilaxis.
—E.W.: Fue una experiencia donde se plantea que la organización de lo escolar no está puesto alrededor de una estructura burocrática, sino que está puesta en el compromiso con la infancia, la comunidad, con el conocimiento que une ciencia y arte, entonces se puede romper con el tiempo, con el espacio, con el límite entre la escuela y la comunidad, porque la organización tiene que ver con una propuesta que permite pensar esas relaciones de otra manera. Un poco uno piensa en los temores del que ve de afuera, que podía pensar que no se enseñaba matemática. Y en realidad no era así. Lo que no había era 40 minutos destinados exclusivamente a eso, separados de los otros 40 minutos de dibujo o música. La organización del tiempo estaba pensada alrededor de un proyecto, rompía con un formato escolar.
—La Escuela Nueva hoy ¿es vieja?
—E.W.: No, es nueva. Sigue siendo una novedad.

sábado, 22 de marzo de 2014

La escuela viva, el libro que faltaba...

Cuando la editorial de AMSAFE publicó las obras completas de Olga y Leticia Cossettini faltó uno, el libro LA ESCUELA VIVA, libro que Olga escribió y la editorial LOSADA publicó; con gran esfuerzo la RED COSSETTINI hoy lo pone a tu disposición, lo podes bajar desde este link



https://drive.google.com/file/d/0B35tNGde6aQAdHotcUNRZkRyazg/edit?usp=sharing



Olga Cossettini
Fotografía tomada en su viaje a Estados Unidos




sábado, 8 de marzo de 2014

La Red Cossettini en la radio...

"La escuela no murió, a la escuela la silenciaron" Leticia Cossettini
Compartimos este link donde pueden escuchar el programa Haciendo Huellas del día 28-02-2014; en el cual participó nuestra coordinador general Amanda Paccotti...


Hacer clik en escuchar.....

lunes, 3 de marzo de 2014


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Edición Impresa







Sábado, 01 de marzo de 201401:00

Qué necesita saber un buen docente

Los estudiantes dicen que buen educador es el que "explica bien", "sabe mucho y sabe enseñar" y el que "llega a horario"

Por Liliana Sanjurjo / Doctora en Humanidades, mención Educación (UNR)

El inicio de clases suele ser un buen momento para que tanto los docentes como la sociedad toda renueven esta pregunta que ha sido motivo, históricamente, de preocupaciones pedagógicas, políticas y sociales. Si bien se trata de un interrogante sencillo, por cuanto estamos haciendo referencia al sentido mismo de la tarea de enseñar, reviste una profundidad que justifica su renovado abordaje. Al respecto, me referiré en primer lugar a opiniones de jóvenes y adolescente acerca de sus buenos docentes, pues desde su conocimiento experiencial suelen hacer observaciones muy acertadas.
Cuando les preguntamos acerca de sus buenos docentes es habitual que mencionen las siguientes características: "El que explica bien", "Me hizo gustar la disciplina, me la hizo comprender", "se nota que ama su disciplina y la enseñanza", "sabe mucho y sabe enseñar", "le podemos decir que no entendemos sin que se enoje o nos maltrate, porque no lo toma como una ofensa personal", "nos hace pensar", "nos exige pero él o ella también ponen todo de sí", "nos trata bien, pone límites sin ser autoritario", "llega a horario", "devuelve los trabajos y exámenes a tiempo y nos explica en qué nos equivocamos", "nos hace ver para qué nos sirve lo que enseña", "nos respeta porque cree en nosotros, en lo que podemos llegar a ser".
Pedagogía. Los estudiantes, sin conocimientos pedagógicos específicos, saben expresar lo que es un buen docente. La pedagogía los avala. En las últimas décadas, la preocupación teórica acerca de la buena enseñanza se ha incrementado notablemente, dando lugar a numerosas investigaciones y ensayos. Entre otros aportes, podemos rescatar la distinción entre lo que se consideran diversas dimensiones de la buena enseñanza, las que, de una u otra manera, están expresadas en lo que manifiestan los estudiantes.
Diversos autores mencionan una dimensión espistemológica de la buena enseñanza, la que se relacionaría con estar actualizado en cuanto al contenido a enseñar, saber seleccionar temas relevantes para los estudiantes y para la sociedad, poder organizarlos de tal manera que resulten interesantes. La dimensión técnica hace referencia a la capacidad para que los contenidos, además de interesantes resulten comprensibles sin que pierdan rigurosidad. La dimensión ética se relaciona con el compromiso que asume el docente para enseñar lo que considera éticamente correcto, también con el respeto hacia el estudiante como sujeto de derechos, entre los cuales le asiste el derecho a la ayuda pedagógica.
Didáctica. Por ello, resulta ya indiscutible que para formar a los docentes es necesario abarcar diversos conocimientos: el del contenido a enseñar, el pedagógico, el conocimiento del contexto, lo que implica formación política, filosófica, en relación a los nuevos escenarios en los que debe desarrollar su práctica, a los nuevos sujetos, a las instituciones, a la cultura general, entre otros. Con esos conocimientos básicos el docente va construyendo uno muy complejo, a la vez teórico y experiencial, que los autores denominan conocimiento didáctico del contenido, el que supone, como señalamos más arriba, bastante más cosas que sólo el contenido a enseñar.
Lo dicho anteriormente nos permite señalar que no hay nada más falso que aquella conocida frase que contribuyó al desprestigio de la docencia: "El que sabe, sabe y el que no, enseña". No pretendemos menospreciar la importancia comprensiva del contenido a enseñar. Recordemos que el mandato fundacional de las instituciones educativas, y por lo tanto de la profesión docente, es nada menos que enseñar lo que no se puede aprender en otro lugar. Y como todo mandato fundacional, es lo que le da sentido a la institución y a la profesión. Es su tarea sustantiva, la que aunque lleve a cabo otras secundarias, no puede dejar de cumplir, a riesgo de perder su razón de ser.
Profesional. Si bien compartimos el principio de que el docente es un trabajador, por cuanto su práctica conserva aspectos similares a otras —por ejemplo el derecho a buenas condiciones de trabajo, salario digno, normativa justa—, desarrolla un tipo de trabajo específico, el que algunos autores denominan intelectual porque su objeto es el conocimiento. Sin que esto signifique un juicio de valor acerca de los diferentes trabajos, el docente no es un operario, es un profesional porque además de conocer los aspectos técnicos de su práctica, debe contar con una formación teórica específica que le permita tomar decisiones contextuadas, no recetarias. Debe poder hacerse cargo de resolver los problemas de aprendizaje y de enseñanza que su práctica le plantea, sin desconocer los condicionantes contextuales que muchas veces dificultan la toma de decisiones. Dicho en otras palabras, debe estar atento a la importancia del contenido a enseñar, pero también permanentemente preocupado por cómo hacer para que estos chicos en estas condiciones, aprendan lo más y mejor posible.
Pero además de las dimensiones señaladas, las teorías no desconocen los aspectos socioafectivos de la práctica docente, lo cual no implica sólo querer a nuestros alumnos, sino respetarlos y generar las mejores condiciones posibles para que el aprendizaje se produzca en un buen clima de trabajo. Por ello, algunos autores señalan también, entre los aspectos formativos, el conocimiento de sí mismo, el profundo deseo de querer impactar en la formación de los otros y el convencimiento que eso es posible y necesario.
Podemos citar a Daniel Pennac, quien en el libro "Mal de escuela" hace referencia al sufrimiento que le provocó las dificultades de aprendizaje durante su propia escolaridad y la marca que dejaron en él los profesores que no sólo le permitieron salir del lugar de "no aprendizaje", de "zoquete", dicho en sus propios términos, sino que determinaron su gusto por la enseñanza, su futuro como docente y escritor. ¿Qué condiciones destaca Pennac de esos docentes?, coincidentes con las que manifiestan los estudiantes y las teorías. Eran docentes que se caracterizaban por creer en que todos pueden dar lo mejor de sí, por hacerles saber lo que sí saben, por trabajar con todos y estimular la ayuda mutua, por demostrar pasión comunicativa de las materias que enseñaban, amor por la disciplina y placer por la enseñanza. Aquellos docentes que entraban al aula y su sola presencia daba cuenta de que estaban dispuestos a "habitar el aula" y permitir que su disciplina los habite a ellos mismos.
Buenos maestros. En mi propia biografía escolar, tanto desde el lugar de estudiante como de docente o directivo, he tenido también la suerte de aprender de muchos buenos maestros, directivos o colegas. No voy a mencionarlos porque el espacio no lo permite y porque tendría olvidos imperdonables. Pero guardo un vívido recuerdo de las condiciones que reunían y que hicieron de ellos maestros que dejan huellas. Entre otras cosas, el compromiso individual que asumían con sus estudiantes, superando prejuicios y profecías autocumplidas tales como "a esos chicos no les da la cabeza" o "a los adolescentes no les interesa nada". También compromiso social porque luchaban para que la educación sea un instrumento de cambios. Manifestaban coraje para asumirse como militantes del cambio, paciencia, respeto por los otros y por sus propios principios, generosidad para compartir sus conocimientos, sabiduría acerca de cuestiones de la vida, compromiso con su propia formación teórica y preocupación por enseñar lo mejor posible. En definitiva, practicaban una pedagogía de la esperanza.
Estoy convencida que hablar de estas cosas es también una manera de defender a la escuela y al docente.
La opinión es una síntesis realizada por la autora sobre la charla "¿Qué tiene que saber un buen docente?", que ofreció en septiembre de 2013, en el marco de una actividad solidaria organizada por la Red Cossettini.

Nuevo libro con espíritu cossettiniano

  Con el sello de la Editorial Noveduc, salió a la venta el libro "Paseos Pedagógicos, planificación y desarrollos de salidas" de ...